Escrito por Lindsay de Feliz, traducido por Ambiorix Paulino
Desafortunadamente la vida me
sigue siendo difícil.
Luego de deprimirlos a todos con los relatos de las
gallinas desdichadas, en esta entrada de mi blog les sigo con los gatos.
En un tiempo tuve hasta doce gatos, de los cuales solo
me quedan tres. Los otros se han ido al mas allá a consecuencia de una serie de
desagracias, algunas de las cuales fueron eventos violentos, al recorrer de los
últimos quince años. Algunos gatos fueron preparados a la barbacoa para la cena
por los Haitianos, uno se cayó en un pozo, otros se han muerto del cáncer, a
otro lo mato un hombre con una escopeta porque no quería que juegue con sus
gallinas, a otro gato lo chocaron, otros fueron devorados por los perros,
muchos fueron envenenados y otros salieron un día y nunca regresaron y por eso
se desconoce la manera en que llegaron a su final.
De los tres que quedan Zebedee causa menos problemas.
Él ya tiene catorce años de edad y es uno de los mellizos que tuvo Matilda –
Zebedee 1 y Zebedee 2. Los dos eran inseparables pero el número uno salió hace
un año y nunca regreso. Zebedee se pasa el día encima de los pedacitos de
balcón que quedan porque no se han caído o tostándose encima de la caja de
satélite de la televisión cuando se prende.
Zebedee 1 |
Su mamá, Matilda aun vive con nosotros y tiene quince
años de edad en los cuales ha sobrevivido muchas mudanzas a lo largo del país.
Hoy en día sufre del equivalente a un Alzheimer felino y cuando despierta se le
olvida donde está y emite un aullido escalofriante hasta que le explicas que
todo está bien. Esto le sucede cada par de horas, las veinticuatro horas del
día. Ella se come su almuerzo y luego se le olvida que se lo había comido
entonces empieza a pedir comida otra vez a los cinco minutos. Su última hazaña
es el dormir encima de la alacena de la cocina, cerca al techo, alejada de los
cachorros bulliciosos y después se voltea y se cae. Hasta ahora siempre ha
caído en los pies.
Matilda y su mejor amiga Belinda |
Mariposa es la tercera felina de la tribu, una pequeña
gatita gris de solo tres años. Parecía conejita contenta hasta hace un mes
cuando le cayó atrás el cachorro Grita Mucho hacia los montes y tuvo que
encaramarse en lo alto de un árbol. Ahora se niega a bajar del segundo piso de
la casa y hay que subir a darle de comer. Sé que ha logrado salir afuera porque
algunas veces se oye el golpe que da en el balcón inestable cuando se tira por
la ventana de la habitación de dormir. Pero después le toca exponerse al riesgo
de los cachorritos cuando corre adentro porque quiere regresar arriba. Danilo
le puso un tronco de un árbol en el balcón de arriba para que pueda escaparse
pero, al igual que yo, ella no quedo impresionada.
Mariposa durmiendo encima de los huevos en el tazón de huevos |
A la única que todos los gatos adoraban era Belinda,
la perra Danés, aunque ya no. Yo sabía que ella tenía algún problema con el
corazón porque me había dado cuenta hace unas semanas que el corazón le latía
demasiado rápido y parecía que estaba perdiendo peso aunque comía bien y tenía
la respiración demasiado rápida y laboriosa. Google me aconsejo que
probablemente sufría algún defecto congénito del corazón, una enfermedad
común en los perros Danés, aunque ella solo tenía cuatro años de edad. De
tratamiento sugirieron un diurético para sacarle el líquido que se le había
acumulado en los pulmones. Ella llevaba tres días tomando pastillas y se veía perfectamente
bien. Estaba comiendo bien y brincando sobre los muebles, jugando con los
cachorritos, ladrándole a los vecinos y
cualquier cosa que veía moverse afuera. Ayer por la tarde, como a las cuatro,
jugaba con los cachorritos como de costumbre, de pronto se cayó, largo un grito
y se murió. Todo sucedió en segundos. Intente darle respiración artificial pero
fue para nada. La seguí mirando a ver si solo había sido un desmayo – pero no
lo fue.
Belinda ayudando a limpiar los platos |
Después tuve que decidir lo que iba a hacer con una
perra danés muerta que pesaba 130 libras en el medio de mi sala. Llame a una de
mis vecinas por teléfono pero ella no estaba en la casa así es que dijo que
salga a buscar a su esposo – él fue el que tuvo un tumor celebrar. Llame a
Danilo aunque no sabía lo que esperaba que el fuera hacer y cómo se entiende me
dijo que busque ayuda para enterrarla. Encerré los otros perros ya que ningún
vecino se atreve a arrimarse a la casa cuando andan sueltos y fui a buscar
alguien que me ayude. Dos de mis vecinos ofrecieron venir a ayudarme pero como
eran de edad avanzada querían que también viniera otro par de manos, así es que
me fui a buscar un tercer par de manos. Cuando fui a buscarlo me encontré con
el hombre que tuvo el tumor cerebral que iba chapiao en su motor. Cuando regrese adonde los viejitos uno se
había ido en su motor y el otro, al cual no le quedaban dientes, me dijo que tenía
que irse a la iglesia o algo por el estilo. Le rogué que se quedara y él llamo
a Berto quien apareció y los lleve a los dos por detrás de la casa con la
caretilla. Íbamos a tener que bajar a Belinda por diez escalones y después
empujarla en la carretilla 800 metros hasta el hondito en el jardín que uso
como cementerio para los animales.
El primer problema fue que la caretilla tenía una goma
pichada y no nos sirvió para nada. El segundo problema fue que se negaron a
ponerle la mano a la perra y yo no tenía la fuerza para levantarla. Ofrecí
ponerla sobre unos sacos plásticos vacios de alimento de perros hechos de un
plástico grueso, pero ni así querían porque no podían ponerle la mano por
encima del plástico. También iban a necesitar un lazo. No tenía idea de donde
teníamos un lazo así es que se fueron al jardín y regresaron con hojas de palma
que usaron para hacer un lazo. Quisieron que yo se lo ponga en el pescuezo y la
jalaron como si fuera con su correa y así se la llevaron. La jalaron por la sala y después la
rebotaron cuidadosamente por los escalones. Luego la pasaron por el jardín que
quería tanto hasta llegar al hondito mas abajo – los dos caminaban delante y
jalando a Belinda detrás. Regresaron de pronto y dijeron que la habían dejado allá,
pero que no la habían enterrado. Entonces me prepare para hacer el trabajo más tarde
porque no podía hacerlo en esos momentos.
Belinda revisando su territorio (antes de caerse el balcón) |
Danilo había llamado a los muchachos – mis hijastros,
sin yo saber y se aparecieron trente minutos más tarde y fueron y enterraron a
Belinda adecuadamente, algo que me tranquilizo mucho.
Belinda cuidando los cachorros de Meg |
Ella fue una perra fabulosa y muy querida y le doy
gracias por no haberme hecho pasar por muchos días, semanas o hasta meses de
verla deteriorar mientras empeoraba su corazón. La casa quedo con un silencio
profundo, no sé qué tiempo le tomara a los cachorros para empezar a destrozarlo
todo – pero por ahora permanecen silenciosos desde que ella murió.
La gran ladrona de toallas de la cocina. |
Siempre solía decir, “No sé lo que haría si algo le sucediera
a tal gato o a tal perro,” pero ya lo sé. Es triste pero he aprendido que si le
da un ataque de corazón a un perro y se muere en frente de mí, lo podre superar
sola. No será siempre que suceda en la oficina antiséptica del veterinario y
tampoco habrá alguien conmigo para ayudarme. Yo podre lidiar la circunstancia, aun
estando sola, ya que tendré que hacerme cargo de la situación. También sé que
si no encuentro ayuda ya sé cómo hacer un lazo con hojas de palma para jalar al
perro por el jardín a su tumba. Vas a pensar “no puedo,” y después te darás
cuenta que “si puedo,” y después podrás decir “y lo hice”.
Belinda tenía amigos en todas las partes del mundo,
varios me han enviado fotos de ella y mensajes que les agradezco. Danilo, en su
estilo dominicano, me dijo anoche que ya paso. Ya se acabo, y por eso no hay
que seguir sintiéndose triste. Los dominicanos tienen una manera asombrosa de perseverar
y seguir pa’ lante.
Hablando de Danilo, faltan 34 días y la pagina digital
de la JCE arreglo su contador de segundos. Aun le va bien y una encuesta
reciente lo puso bien al frente de los demás candidatos.
Deletrearon su nombre incorrectamente – espero que eso
no suceda esta vez, pero rezo porque salgan los mismos resultados en el día de
las elecciones. Y ahora tiene a Belinda apoyándolo desde lo más alto y sé que
eso le ayudara.